2010 ha sido el año de Banksy, el artista callejero más famoso del mundo pese a que su imagen sea todavía una incógnita. El agitador del arte nacido en Bristol (según cuentan sus cronistas) estrenó al año pasado un documental sobre el mundo del graffiti titulado Exit Through the gift shop con el que ha cosechado más de 18 premios en distintos festivales de cine y documentales en todo el planeta. La cinta, una burlona disertación sobre lo que significa ser un "artista de guerrilla" se basa en un personaje llamado Thierry Guetta, supuesto incontinente filmador en vídeo que termina convirtiéndose en Mr. Brainwash (El señor lavacerebros) la ultimísima sensación en lo que artistas de usar y tirar se refiere.
Esta primera aventura de Banksy en el séptimo arte ha ido acompañada, allí donde se ha estrenado, de diferentes acciones (siempre presuntas) del artista en las ciudades donde la cinta ha sido presentada al público. En el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, por ejemplo, Banksy dejó una supuesta obra en las calles de la ciudad que dio para una larga polémica.
Al ser nominado al Oscar al mejor documental, Banksy hizo esta declaración a través de su página web: "No estoy de acuerdo con el concepto de las ceremonias de entregas de premios, pero estoy preparado para hacer una excepción con aquellos a los que estoy nominado". Una declaración de intenciones de quien ya es tratado como el genio no sólo del arte callejero, sino también del marqueting y el autobombo en estado puro.
En una pared (no cualquier pared) de Los Angeles, pocas horas después de saberse que el documental de Banksy estaba nominado para los Oscars apareció una enorme obra en la que soldados imperiales de La Guerra de las Galaxias custodian y retransmiten la imagen de un oscar gigantesco que es en realidad la figura de Banksy en su propia película. La polémica no tardó en saltar y los medios locales se preguntaban si la obra habría sido realizada por el propio Banksy o por Guetta (sospechosos de que ambos son la misma persona o tal vez un holding de personas).
La cosa es que esta vez el artista ha actuado a lo grande. La pared en la que se alza su última obra no está escondida y resulta haber sido lienzo de otros artistas como aquel enorme graffiti de la actriz Marion Cotillard ganadora por su papel en el biopic de Edith Piaf; o aquella descocada Mona Lisa que enseñaba el trasero, obra de Nick Walker.
El morbo ahora está en ver si Banksy resulta ganador o no y si lo gana, qué broma se tendrá preparada como discurso ante la academia. Seguro que será original.
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